martes, 30 de octubre de 2007

Ejemplos



Estos ejemplos de la literatura canónica abarcan una época que testimonia las transformaciones de varios conceptos de la literatura, todos ellos, sin embargo, deudores de una perspectiva moderna. En consecuencia, considero conveniente discutir varios aspectos:


1. La noción e implicaciones de la modernidad.
La modernidad puede concebirse como un período histórico que se inicia en Europa en el siglo XVII y que se relaciona con los orígenes y el desarrollo del capitalismo. Anthony Giddens afirma que se refiere a los modos de vida social o de organización que emergieron en Europa en el siglo XVIII y que se convirtieron en modelos mundiales. Desde un punto de vista filosófico tiene que ver con el surgimiento de la subjetividad, la libertad y la reflexividad, que históricamente fueron posibles por la confluencia de tres acontecimientos: la Reforma Religiosa, la Ilustración y la Revolución Francesa. Estos fenómenos, afirma José Joaquín Brünner, "harían posible el arranque de los procesos en torno a los cuales se articulan los núcleos organizativos de la modernidad: capitalismo, industrialización y democracia". Asimismo, tales ejes tomaron como fundamento la secularización, la concepción de un progreso histórico-emancipatorio y el universalismo de la razón y la estética occidentales, legitimados mediante los procesos coloniales.
Desde el punto de vista estético, la modernidad construyó una concepción esencialista de la producción artística que no poseía fronteras territoriales y estaba determinada por su autonomía. Como afirma García Canclini "una de las utopías más enérgicas y constantes de la cultura moderna, desde Galileo a las universidades contemporáneas, de los artistas del renacimiento hasta las vanguardias: construir espacios en que el saber y la creación puedan desplegarse con autonomía".



2. Modernismo y modernidad
La discusión sobre el modernismo debe plantearse en sus relaciones con los conflictos generados por los procesos de modernización y por el desmoronamiento de la concepción renacentista que originó la ciencia moderna experimental. Se trata, como lo afirma Iván Schulman, de una crisis del siglo XIX asociada a la aparición de la modernidad sociocultural en los centros más desarrollados de Hispanoamérica hacia la década de 1870.
Para la consideración del modernismo centroamericano el problema de la representación es clave. Los discursos modernistas concebían la autonomía estética como espacios diferenciados regidos por una noción experimental/particular del lenguaje poético. Este reclamo de una textualidad específica convierte al modernismo en una formación discursiva que asume la modernidad como espacio de enunciación y de producción enunciativa.
En este sentido habría que explorar las renovaciones modernistas como reacciones frente a las incertidumbres que generaron los procesos de modernización en la ciudad letrada centroamericana. También habría que utilizar una noción abierta y no lineal de la temporalidad, como sugiere Bhabha, para dar cuenta de los procesos de recepción y recodificación del modernismo centroamericano, textualidades que perduran incluso ya entrada la década de 1940 en Costa Rica, por ejemplo.



3. Los regionalismos.
En la narrativa, es de gran importancia analizar el problema de la representación y la activación de determinadas estrategias textuales que hacen circular los discursos literarios criollistas, realistas y naturalistas. Esto remite a la problemática del regionalismo y su defensa de la identidad micro social ante los avances, entendidos como homogeneizadores, de la modernidad.
El regionalismo, como lo planteó Ángel Rama , se ubica en los esfuerzos por independizarse del pasado ibérico, lo cual produjo una producción cuya originalidad consistió en distanciarse de sus relaciones fundacionales y enmarcarse en un afán internacionalista. Con base en esta preocupación surge la idea de la representatividad: una región que procuraba distinguirse de Europa tanto por su espacio geográfico como por su distinto grado de desarrollo. Estos fenómenos que tienen como marco histórico el período modernizador de finales del siglo XIX y principios del XX, aunque resurgió en la etapa de intensificación de los nacionalismos (1910-1940). En el ámbito literario, el criollismo, el regionalismo y el vanguardismo restauran el principio de representatividad.
También habría que considerar en esta dimensión el papel de los géneros inferiores, como el costumbrismo, la crónica histórica y el discurso academicista que circuló en los periódicos y las revistas.
El conflicto de la cultura latinoamericana con base en los marcos de la originalidad (lo particular) y su inserción en los espacios de la internacionalización mediante las apropiaciones de los modelos metropolitanos es la manera en que, según Rama, se concibe la representatividad y lo particular.
El indigenismo merece una anotación particular. Antonio Cornejo Polar señaló que caracteriza a las literaturas heterogéneas la pluralidad de los signos socioculturales de su proceso productivo: al menos existe un elemento que no coincide con los otros y crea zonas de ambigüedad y conflicto. En el indigenismo se destaca la fractura entre el universo indígena y su representación indigenista. Esto señala una literatura heterogénea porque las instancias de producción, realización textual y consumo pertenecen a un universo (autores no indígenas) y el referente (el mundo indígena) a otro. En consecuencia, el indigenismo es una literatura escrita en español, siguiendo las normas de la literatura occidental e inscribiéndose en los causes de la literatura culta. Además no inscribe a los indígenas en su circuito de comunicación.
Estas consideraciones permiten releer textos como Entre la piedra y la cruz (1948) de Monteforte Toledo, Hombres de maíz (1949) de Asturias y Los lares apagados (1958) de Wyld Ospina.
Fuente de las imágenes e información "Libro de arena".

1 comentario:

Profesor dijo...

Reinaldo A. Vergara Díaz revisó su blog y lo encontró muy interesante
El lunes debe estar la versión definitiva